Cuando muere un warao…
Desde hace mucho tiempo se ha escuchado sobre las mil dificultades, que le toca atravesar al warao una vez que fallece un familiar en la capital deltana.
La carencia de ataúd y la falta de recursos económicos para pagar una fosa, son los principales problemas que afrontan los waraos al momento de realizar las sepulturas.
No son pocos los casos en los que sólo sábanas blancas cubren los cuerpos de los fallecidos y los acompañan al descanso eterno después de hasta tres días de espera por un cupo para ser enterrados.
En medio de la desesperación y el dolor, algunos familiares han optado por salir a las calles de Tucupita a pedir limosnas para recoger algo de dinero que le sirva para cubrir los gastos.
“No hay dinero para estos gastos” es lo que dicen los familiares, haciendo mención a la dura situación económica que apenas les permite “pellizcar” la cesta básica.
Recientemente se conoció que los waraos de Wirinoko Arao en Barrancas del Orinoco, al sur del estado Monagas, entierran a sus parientes sin ataúdes, sólo envueltos con sábanas. Se desconoce el número de fallecidos enterrados sin el sarcófago.
Los waraos son la segunda población indígena más numerosa de Venezuela, con presencia en los estados Delta Amacuro, Monagas, Sucre, Anzoátegui y Bolívar, últimamente han migrado hacia otros estados del país en busca de trabajo y alimentos.