Indígenas de Venezuela relegados al abandono desde su infancia
La pandemia de Covid-19 y las medidas de aislamiento dispuestas para contenerla han hecho más difícil la supervivencia de los pueblos indígenas.
A causa de la pandemia y el aislamiento les resulta sumamente difícil acceder a alimentos, agua y atención médica en un momento en que estos servicios son más necesarios que nunca, en este contexto, aumenta la situación de vulnerabilidad de los niños y niñas indígenas que actualmente ven vulnerados incluso sus derechos más básicos.
Jesús González, presidente del Sindicato único de los Trabajadores de la Enseñanza del estado Delta Amacuro, ratifica que el 98% de las infraestructuras educativas clasificadas como interculturales bilingüe de las comunidades indígenas de los municipios Antonio Díaz y Pedernales se encuentran en deterioro progresivo. El representante gremial asegura que son instituciones localizadas en las comunidades de la zona fluvial y rural del estado Delta Amacuro.
“Con esta situación de abandono a las infraestructuras educativas de las zonas más vulnerables de la entidad, afecta aproximadamente una población estudiantil de 15 mil niños en edades correspondiente desde 3 años a 15 años que corresponden a los subsistemas de educación inicial, primaria y el bachillerato”.
Cuando el mundo y el país viven una pandemia, los niños y niñas indígenas no tienen acceso a un sistema de salud que garantice su atención médica inmediata y de calidad.
Tal es el caso de los aproximadamente 300 niños indígena uwottuja, de entre 0 y 12 años, de la comunidad Betania de Topocho, de la parroquia Parhueña municipio Atures en Amazonas, cuyo ambulatorio no cuenta con médico, ni medicamentos. Si no es una enfermedad grave se tratan con medicina ancestral y cuando surgen complicaciones tienen que trasladarse a Puerto Ayacucho.
Igual situación ocurre en la comunidad jivi Rueda, también en Atures, donde los 35 niños de lan comunidad no tienen acceso directo e inmediato al derecho a la salud. En la comunidad Platanillal, 127 niños también tienen dificultad de acceso al derecho a la salud, porque si bien es cierto que cuentan con un médico y tienen una buena infraestructura, desde hace más de 8 meses su ambulatorio no es dotado de medicinas.
El informe de “Condiciones de vida en comunidades indígenas 2020” realizado por Kapé Kapé, arrojó que el 37% de los niños y niñas indígenas de las comunidades encuestadas en Amazonas se enfermaron de diarreas, vómitos y lombrices, mientras que un 37 % sufrió gripe, asma o bronquitis.
Otro problema asociado a la salud de los niños y niñas indígenas es la nutrición. En el estado Amazonas, específicamente en el eje carretero sur, en los trabajos de campo efectuados por los investigadores de Kapé Kapé, se pudo evidenciar una alta tasa de problemas de nutrición, en los niños de cero a cinco años y en los ancianos mayores de 65 años en su gran mayoría del pueblo indígena jivi.
En un abordaje realizado en días recientes, los padres y representantes de las comunidades indígenas del municipio Pedernales del estado Delta Amacuro, aseguraron que los niños en edades comprendidas entre 0 a 12 años, no cuentan con actas de nacimiento.
Entre las comunidades que están en esta situación se encuentran Wakajarita, Wakajara, Winamorena, Isla de Venao, Santo Domingo, Punta Eloy, entre otras.
Por su parte Jesús Calderón, expromototor de la Misión Sucre en el municipio Antonio Díaz, dió a conocer que cerca de 3 mil niños y niñas están sin su partida de nacimiento desde el año 2017 en la parroquia Manuel Renaud del bajo Delta.
Se trata de una constante también en los ejes carreteros norte, sur y sureste de Amazonas, así como en las comunidades indígenas de las periferias de Puerto Ayacucho.
En el eje carreto norte, Kelwin Martínez, indígena jivi nos informó que tienen alrededor de 50 niños sin partida de nacimiento, específicamente en las comunidades Topocho y Albarical, señala que el principal argumento de los funcionarios del Registro Civil del municipio para no atender a la población es la pandemia de la Covid-19.
En la comunidad El Mangal, sector Alto Carinagua del municipio Atures, denuncian que tienen varios niños con problemas en sus actas de nacimiento por errores del Registro Civil: niños con el apellido mal escrito y otros con errores en cuanto el nombre de los padres.
En el eje carretero sur, el activista de derechos humanos, Andry Sarmiento lleva el registro de más de 180 niños y niñas sin partidas de nacimiento en las comunidades Platanillal, Rueda, Coromoto, Porvenir entre otras del municipio Atures.
Los riesgos aumentan en el caso de los niños y niñas de las comunidades indígenas que viven en contextos de explotación minera.
Según el Centro de Derechos Humanos de la UCAB, el 25% de las víctimas de explotación laboral son niños, niñas y adolescentes. En las zonas mineras de El Callao, el 45% de las personas que trabajan en los molinos para procesar el oro son niños y adolescentes.
Debido a su complexión física los NNA son utilizados para trabajos forzados que incluyen ser utilizados como apoyo a los martilleros que se encargan de excavar espacios para la localización de rutas de oro, operadores de poleas artesanales, operadores de martillos eléctricos, de máquinas extractoras de gases y en otras oportunidades fungen como informantes claves de personas o comunidades específicas.
Los niños y adolescentes que se dedican a los trabajos mineros reciben un pago que usualmente es inferior a lo acordado y del oro extraído en ocasiones sólo perciben un 10%, pues éstos deben pagar un porcentaje a los sindicatos, así como a otros grupos, para conservar su estadía en el lugar. Adicionalmente, las jornadas de trabajo son largas, de 12 o más horas y tampoco cuentan con acceso a equipos de seguridad, alimentos, entre otros.
En este complicado escenario de vulneración de los derechos de los niños, niñas y adolescentes de las comunidades indígenas, es menester del Estado aumentar y orientar, de manera urgente, los esfuerzos para brindar alimentos, agua potable segura, elementos de higiene suficientes a las comunidades indígenas, especialmente en medio de las complicaciones logísticas que impone la pandemia y las medidas preventivas.
En el marco del Día del Niño Indígena, Kapé Kapé recuerda que la garantía de un futuro mejor y de mayor protagonismo de los pueblos indígenas de nuestro país, pasa por su valoración y la garantía del cumplimiento y disfrute de sus derechos desde la infancia.
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